jueves, 28 de agosto de 2014

Etapa 5: Familia Blanco Tellado



En un primer momento tendríamos que haber amanecido en Logroño muy temprano. De hecho, la tarde/noche anterior no hicimos turismo ni nada para descansar (Pararemos a la vuelta para ir a la Calle Laurel),pero justo antes de acostarnos, fuimos conscientes de que habíamos sido víctimas de la primera "fatimada" del viaje (¡estaba tardando!): Cuando la piloto concretó la fecha de llegada a Zaragoza con Lorena (amiga que nos consiguió casa) tuvo un pequeño lapsus sin importancia que le llevó a decir que llegábamos el viernes 29 y no el domingo 24. Menos mal que en el último momento nos percatamos del error...Y como no hay mal que por bien no venga, de esta forma nos libramos de madrugar.


¡Qué afortunado se siente uno cuando se levanta y le está esperando un pedazo de desayuno! ¡Gracias otra vez Patri por bondad infinita!
Después de alimentarnos a cuerpo de rey, aprovechamos para estar un rato con Xenxo, amigo de la piloto y seguidor acérrimo de nuestro Valentino. ¡Al pobre hasta le hicimos trabajar en domingo "reparando" la maltrecha espalda de la piloto!

¡Ah! casi nos olvidamos de Leo, que también nos acogió estupendamente y al cual, al igual que Xenxo, parece que le gusta bastante Rossi.


Salimos de Logroño dirección Zaragoza antes de comer. Paramos para hacerlo en Alfaro, pueblo que al parecer estaba en fiestas, aunque no vimos a mucha gente. Como era domingo, nos permitimos un exceso y comimos unos Pintxos bastante ricos en la única cafetería que vimos abierta. Estuvimos lidiando con las tecnologías durante la sobremesa para, acto seguido, perder  todo lo escrito ¡un desastre!

Continuamos nuestro camino. Hacía bastante calor y el paisaje cada vez era más árido. Como diría el amigo gasolinero de la segunda parada técnica: "Eto é un Secarrá" ¡Qué maño el gasolinero!¡lo que se rió con nosotras cuando le contamos nuestra aventura! 

Seguimos ruta, creyéndonos Don Quijote... Entre molinos!


Cuando por fin conseguimos llegar a Zaragoza, agotadas por el calor, eran alrededor de las siete de la tarde. Como nuestro anfitrión no llegaba hasta las doce, fuimos a la estación de tren para dejar nuestros matraquillos en consigna y poder hacer turismo ligeritas. ¡Ah! Por cierto, una muy buena que nos pasó al llegar a Zaragoza: aparcamos la moto encima de una acera, como moteras chulitas que somos y, cuando ya nos íbamos,  se nos acercó un chico muy amable para indicarnos que nos multarían si dejábamos la moto allí. Lo genial fue cuando, minutos después, ya en el bus urbano para el centro, nos llega un mensaje al Facebook de "moteras aventureras" diciendo: "Ya decía yo que me sonabáis. Soy el que os acaba de decir que no dejaseis la moto allí". Flipamos y casi nos morimos de la risa ¡Gracias Carlos por salvarnos la vida!

Fuimos a visitar a la Pilarica mientras esperábamos que llegase Jose, nuestro anfitrión. Callejeamos un poco y nos tumbamos a descansar en un banco de la Plaza del Pilar. ¡Cómo mola ser turista!¡Esas cosas no las haces en casa!

Cuando José nos dijo que llegaba en una hora, arrancamos dando un paseo hasta su casa. El GPS nos decía que estaba a 20 minutos y nos parecía un trayecto perfecto para acabar el día estirando un poco las piernas. Lo que no sabíamos es que estábamos padeciendo la primera "kekada". La distancia era en un vehículo a motor, no caminando. En resumen, que acabamos en la afueras de Zaragoza, agobiadas por que las dos únicas opciones eran cruzar un puente hacia quién sabe dónde o meterte por una carreterilla de nula iluminación. Un no tan amable transeúnte insistió en que teníamos que cruzar el puente. Suerte que estando por la mitad pasó un taxista que nos llevó los a 500 metros que nos separaban de la casa¡No era cruzando el puente, era por la carreterilla! ¡amable Zaragozano que nos indicó mal sin que se lo pidiésemos, vamos a confiar en tu buena intención.

Ya en casa de Jose, que nos recibió genial, caímos como benditas hasta el día siguiente.


La etapa de hoy, que los más atentos se habrán dado cuenta de que fue doble (Si, nos hemos saltado Tudela para descansar dos días en Barcelona), se la agradecemos enormemente a La Familia Blanco Tellado, que como ya he dicho antes (yo la copiloto) también es mi familia. Muchas Gracias Madrina, tíos, Manu, Juan y todos, por todo!