A 15 km. de Burgos se obró el milagro:¡teníamos casa donde guarecernos del frío! Sí, del frío, porque lo que nunca hubiéramos prensado es que podríamos arriesgarnos a padecer hipotermia atravesando Castilla. Y eso que un señor en Carrión del los Condes nos lo advirtió: "No vayáis a Burgos, que allí hace mucho frío". No le creímos(¡Deberíamos haber tenido en cuenta que más sabe el diablo por viejo que por diablo!).
Lo cierto es que teníamos casa, pero solo sabíamos que nos acogería un tal Roberto, que venía de Bilbao a Burgos y suponíamos que venía con un amigo, porque en los últimos mensajes escribía el copiloto mientras él conducía. Era raro, pero somos buenas chicas, así que el karma no tenía por qué jugárnosla, pensamos. Y así fue, Roberto y Alberto fueron geniales con nosotras desde el primer minuto. Nos acogieron maravillosamente bien, nos llevaron de pintxos y nos hicieron de guías turísticos en una ciudad que conocen a la perfección. Roberto nos hizo algunas de las fotos tan chulas en las que estamos ambas y Alberto incluso se ofreció a acompañarnos en el trayecto de Logroño a Zaragoza y cargar el equipaje en su moto para que fuésemos más ligeras disfrutando del paisaje. Lástima que al final la liásemos y no pudiera ser...Y lo más importante, nos regalaron al cuarto componente de nuestra aventura, Don Pato Aventurero. Un pato de goma que nos acompañará hasta Italia. Se utilizó en un evento organizado por un proyecto muy interesante que se llama "Walk On Projet"y que vale la pena conocer.
¡Muchas gracias chicos! Una vez más, nos habéis sorprendido. ¡Esta aventura nos está tratando mil veces mejor de lo que esperábamos!
Un poco pasado el mediodía salimos de Burgos dirección Logroño, cargadas de equipaje como siempre, pero contentas y sabiendo que esta etapa sería más corta que la anterior. Paramos en Santo Domingo de la Calzada para hacer un picnic-merienda y tirar ya directas hasta Logroño.
Allí nos estaba esperando Patri, novia de Xenxo, nuestros anfitriones. A ella no la conocíamos pero, como Xenxo no estaba, nos vino a recoger y nos acompañó hasta su hogar. Nos trató como si fuésemos de la familia, nos preparó una cena riquísima, un desayuno genial ¡e incluso quería prepararnos unos sándwiches para el camino! Con Xenxo estuvimos por la mañana, pero eso ya pertenece a la siguiente etapa.
Por último queremos agradecer a Carla Pérez de Albéniz poder haber rodado esta etapa. Sin conocernos de nada quiso apadrinarnos. ¡Muchas gracias Carla! Mucha suerte con la Peli, prometemos emplear las mismas armas de persuasión que usamos en esta aventura para incitar a nuestro amigos que vayan al cine a verla.