martes, 21 de octubre de 2014

Etapa 19: Lore y Tanis

Es por la mañana en Forlì. Y no es una mañana cualquiera, hoy empieza nuestra última etapa. Los nervios y la emoción se palpan en el ambiente. Nos levantamos para desayunar con Ana María antes de la despedida, y mientras lo hacemos, la casa se llena de gente. Un amigo viene a visitarla y llaga su compañero de piso que había estado unos días fuera. Vamos, que lo que había empezado como un desayuno tranquilo de despedida acabó convirtiéndose en una pequeña reunión, muy amena en la que charlamos y nos reímos un montón con los tres.

Aunque estábamos disfrutando un montón de la compañía, nos preparamos y fuimos al encuentro de nuestra Pitufina para vivir ese día que llevábamos tanto tiempo desando vivir, con el que soñábamos desde mucho antes de arrancar esta locura. Así que, nos despedimos con pena y  emoción para emprender los últimos Kilómetros de la Ruta 46. Nada de lo que escribamos puede reflejar el estado de nerviosismo, euforia y ensoñación con el que vivimos el momento.



Este estado perduró durante la ruta. Despúes de haber seguido señales por media Europa, parecía imposible que tras haber empezado dirección Ourense, estuviésemos nada mas y nada menos dirigiéndonos a Rimini. El final estaba cerca y puedo asegurar que en mi cabeza (Keka) sólo sonaba el My Way de Sinatra (bueno, probablemente en la de Fátima también, porque no dejé de berrearla desde el asiento de atrás). Habíamos hablado antes de que era perfecta para ese momento. Pero, jolines lo bien que quedaba como banda sonora. 

No estábamos recorriendo, ni de lejos, la carretera mas espectacular del viaje. Pero puede que fuese por esa sensación de no estar seguras de que vivíamos una realidad, que intentábamos memorizarlo todo. ¡Y eso que aun nos quedaba prácticamente toda la etapa!

Así, sin esperarlo pero sabiendo que estábamos cerca, llegamos a Rímini. A partir de ahí, sólo nos quedaba seguir la costa. Cattolica, Riccione y al interior en busca de nuestro destino.


Era el momento de parar, descansar y repostar gasolina y cafeína. Estando mas cerca, sabíamos que no lo haríamos. No tardamos mucho, la emoción e ilusión compartida no nos dejaba entretenernos demasiado. Arrancamos sabiendo que la próxima vez que pusiesemos los pies en el suelo sería en Tavullia. La lluvia no quiso perderse el gran momento que estábamos viviendo y nos acompañó practicamente todo el camino. No era fuerte y hacía calor, así que no nos molestaba en exceso. ¡Ni siquiera el primer día verdaderamente gris del viaje podía estropear el momento!

Seguimos recorriendo la carretera Adriática, llegamos a Cattolica y poco después Riccione. A partir de ahí en cualquier momento encontraríamos la indicación mas esperada ¡Tavullia!. Pero no llegaba, sabíamos que andábamos cerca pero no aparecía. Dejamos el mar (que aun no habíamos visto) a la izquierda y hacia el interior que nos fuimos. No tardamos en encontrar la dirección correcta, poco mas de 10km. nos separaban de vivir nuestro momento. 

Parecía que no llegaba nunca la mítica señal Tavullia acompañada por la de velocidad limitada a 46... Y no llegó. Entramos en el pueblo por otra carretera y lo que nos encontramos fue una señal amarilla y pequeña. Lo cierto es que nos dio igual, estábamos allí, lo habíamos conseguido, todo el esfuerzo había merecido la pena. Y el éxtasis casi fue extremo cuando al girar la cabeza hacia la izquierda estaba ante nosotros ¡el Ranch de Valentino!.


Tras las fotos pertinentes, con el estado de shock y la nebulosa en la que vivíamos haciéndose mas grande por momentos, entramos en el pueblo. Era genial, muchísimas banderas amarillas con el 46 por todas partes, muchas motos, ambiente incipiente de gran premio (todavía quedaban dos días) y así recorriéndolo, absortas sin ser muy consicientes... como entramos, salimos. No es muy grande que se diga, pero como no hay mal que por bien no venga, ahora si encontramos "La Señal".


Aparcamos a la pitu y la hicmos nuestra durante mas de media hora. Ya llevábamos en Tavullia el rato suficiente como para ser conscientes de lo que habíamos conseguido y aquí si empezó la fiesta. Abrazos, sonrisa permanente, fotos y mas fotos... Tuvimos a dos francesas esperando en el coche mas de diez minutos a que nos fuésemos y desalojáramos la señal, al final desistieron y bajaron a hacerse la foto de igual manera. Algunos coches nos pitaban e incluso nos hicimos amigas de unos alemanes, que cuando escucharon que éramos españolas nos dijeron una de las frases que mas escucharíamos en el fin de semana "¿Españolas? uhhh... Márquez, no" a lo que orgullosas respondimos "Noi tifamos Valentino". De hecho la pizarra de Forza Vale que sostenemos en la foto nos la prestaron ellos.


Era el momento levantar el campamento e ir a comer algo, ¿donde? no había duda,  Pizzeria da Rossi. Solo esperábamos que todavía nos diesen algo para alimentarnos. Y aunque no tuvimos mucho donde elegir, pudimos comernos unos bocadillos y difrutar desde la terraza de nuestras primeras vistas al Adriatico. A lo lejos, pero allí estaba. Mas no se pedía pedir... Bueno si, un café como el de la foto.

Por fin, las camisetas de las Moteras Aventureras estaban donde tenían que estar. Y a nuestro alrededor, alguna decena de Rossistas visiblemente ataviados con ropa y complementos amarillos con soles, lunas y 46. Fátima no tardó en darse cuenta y destacar que "pobres, van todos con la camiseta equivocada!


Salimos del la Pizzería dispuestas a darnos una vuelta por el pueblo las tres. Y mientras nos preparábamos, conocimos a un ciudadano Belga, que como otras tantas veces, se sorprendió al ver a la Pitu y la pequeña E de la matricula. Le contamos nuestra aventura y nos echamos una charleta la mar de amena con el.  Nos despedimos, disfrutamos de un paseo por el lugar que vio nacer al dios de la velocidad. Y nos fuimos dirección Montecchio, a dos kilómetros de allí. Donde dormiríamos esa noche.

Ya en Montecchio nos comunicamos con nuestro couchsurfer para los dos noches siguientes, pero tendríamos que esperarlo dos horas, no podía recibirnos todavía. Así que dedicamos nuestro tiempo en hacer compras de productos de belleza y poder sentirnos un poco chicas, como crema suavizante para que nuesro pelo dejase de ser estropajo. Había que ponerse guapas para el Gran Premio.

Después nos fuimos a una cafetería para esperar a nuestro anfitrión. Cuando llegó nos explicó como iba ser nuestra habitacón para las dos noche y nos dirigió hasta su casa. Por primera vez, no habíamos tenido mucha suerte y lo que nos ofrecía era un sofá cama en un garaje, poco limpio, no muy habilitado y con un pequeño baño que no tenía ni ducha.  No, nos convenció mucho, pero dada la hora que era no teníamos otra opción. Fuimos a cenar,  otra decepción, un sitio donde comimos poco y nos costó mucho.  Y tras la cena nuestro anfitrión nos llevó a tomar ua cerveza con sus amigos a Pesaro. Jugamos al futbolín a la italiana (Con dos defensas y cuatro delanteros) ¡Están locos estos Italianos!

Volvimos a casa a dormir en "nuestra humide morada", si se puede decir dormir, porque la puerta del garaje se quedó abierta y no pegamos ojo. Por una vez nos había fallado el couchsurfing. Ya sabíamos por la noche, que no nos quedaríamos allí un día mas.

Ha llegado el últimos agradecimiento de etapa, unos de los mas esperados. Unos de los mas demandados y que hemos tenido el honor que corresponda a Lore y Tanis. Él brother in law, con espíritu aventurero que le encantó nuestro viaje. Ella, hermana y amiga de las dos. De una (Fátima) amiga de las que sientes como hermana, de la otra (Keka) hermana de las que además es amiga. Y probablemente una de las personas que mas ganas tenía de que esta locura saliese bien, por es de las madrinas que mas nos quiere a amabas. Nosotras también te queremos, mas de lo que se quieres los Márquez, los Espargaró y los Rossi-Marini Juntos. ¡Muchas Gracias Familia, Os queremos un montón!

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